Noches de Fogatas

Qué hermosa era la vida entonces ¿no te parece? Así me gustaría estar de repente, sin responsabilidades y sintiendo con la cara negra de tanta semana bajo el sol, ese golpe de frescura y aromática sensación, propias de nuestro litoral y, en este caso, del nunca bien ponderado Litoral Central. Si...Rascagena, Las Cruces y por supuesto, El Quisco. Sólo imagínatelo. Poder sacarse toda la mierda de Sanhattan, sobre todo en esos días culiaos, cagados de calor, cuando todo te sale como las pelotas y más encima son uno después del otro los hueones. Y no paran, hasta formar una semana total y absolutamente, ¡cabrona! Dime si no sería rico. Pero aquí estamos, invierno y verano, dándole. Oye, si se me vienen incesantemente a la mente por todos lados, un verdadero enjambre de imágenes deslavadas de aquéllos notables carretes, igualito a las fotos a luca de la "Pendeja Gigante". Éstábamos con la adolescencia brotándonos por los poros, conversando relajadamente, esperando la noche pa' las movidas con copete, cigarros y lindas mujeres, finas y no tan finas, "camboyanas" les decían mis amigos, yo les decía "pololas". Noches de amigos para siempre y putas que te quiero...noches de guitarras y Canto Nuevo, de acordes abrazando con tonos dulces y aterciopelados, nuestras almas rebozantes y enamoradas del amor; noches al calor de una fogata necesaria y ondulante, en una playa de arenas inmortales, con charlas y risas de compadres y comadres en perfecta comunión contigo y el Universo.

El Quisco, verano del...cresta, ya ni me acuerdo.